lunes, septiembre 25, 2006
Los bárbaros
¿Qué dirían los romanos hoy de los latinos en el Norte, los africanos en Francia, los pakistaníes en Inglaterra? La sociedad es como la lengua. Cambia y evoluciona constantemente, porque si no... se muere. Y quien se opone al cambio, se muere también.
miércoles, septiembre 20, 2006
Notas de humor
Flocking Hell: el comic de idont, el sitio web que explica porque los ipods son el epítome de la falta de originalidad... global.
Cat and Girl: el sitio de lo políticamente incorrecto que últimamente ha estado centrándose en criticar al feminisno a partir de la sátira.
jueves, septiembre 07, 2006
Nota rápida
Now how will students learn the planets?
THE ASSOCIATED PRESS
WASHINGTON -- "My Very Excellent Mother Just Sent Us Nine Pizzas." That and variations on it are the way millions of people learned to remember the names of the planets in the solar system - Mercury, Venus, Earth, Mars, Jupiter, Saturn, Uranus, Neptune, Pluto. The problem is that an international convention of astronomers decreed Thursday that tiny Pluto no longer meets the definition of a planet. What a way to spoil a good mnemonic. Now how will students learn the plantes? Some possibilities:
-My Very Extravagant Mother Just Sent Us Nachos.
-My Very Elderly Mother Just Sits Up Nights.
-Major Volcanoes Erupt, Making Jolts, Shaking, Unsteadying Nerves.
-Make Very Extraordinary Meals of Jell-O, Strawberries and Unsalted Nuts.
-Mary's Violet Eyes Make Jack Stare Until Noticed.
The planetary change also spells trouble for science museums. The National Air and Space Museum, for example, has a popular song called "The Family of the Sun," set to the tune of "The Farmer in the Dell," that children love and which helps them learn the planets. Spokesman Mike Marcus said a decision on rewriting it has not been made yet. The museum also has a scale model of the solar system outside that spans the length of the National Mall. At least cutting planets eliminated fears that the museum model would have to float new, more distant planets, in the Potomac River to stay on scale.
Tomado de este link...
miércoles, septiembre 06, 2006
En busca del cambio
Más información: El debate de la sucesión en Japón
lunes, septiembre 04, 2006
Esa nostalgia, ese dolor...
Es buena y te toca las fibras del alma con una certeza que si fuera de Nicaragua, diría que me las toca Perrozompo, pero soy de aquí no de allá, como dice una de sus canciones más tristes, Contramarea. Mal País con sus guilas correteando los potreros, las contradicciones de un abril con lluvia y sol, y más recientemente con un San José sin direcciones, me hace pensar, con nostalgia, en que a los ticos nos hace falta una ciudad espejo, donde vernos reflejados, más que una ciudad de cartón, que es esto que tenemos y que no nos gusta.
Siento que a través de la música de Mal País los ticos ven (vemos) representadas sus (nuestras) ganas de recuperar espacios propios como la playa que está cerrada por cercas, la capital que no se puede caminar, la pulpe que se convierte en Hiper y... el tren, a pesar de todo. Pienso que los ticos, aunque aparenten (¡porque cómo nos importa el qué dirán!) no nos sentimos reflejados en el Mall, Le Café, el Sushi Bar ni el Spinning Gym. No quiero dar a entender que esto es malo. La pluralidad de opciones es una ventaja. Al fin y al cabo, una ciudad de gallo pinto no nos daría de comer.
Me refiero, más bien, a que los ticos necesitamos vernos en nuestro espacio y reconocernos. Porque yo no reconozco la ciudad sucia y apabullante en la que se ha convertido la capital pero definitivamente, tampoco reconozco Lindora, que más que una ciudad, es un pedacito de Miami importado para quienes lo pueden pagar. Yo, personalmente, quisiera una ciudad más propia, más viva y más nuestra. Ojo, cuando digo nuestra incluyo el vaho y el vallenato, porque no hay ciudad más triste que aquella en la que canta una sola voz.
viernes, septiembre 01, 2006
La arbitrariedad del conocimiento
Hoy me levanté sintiéndome diferente. Como si algo hubiera cambiado pero... no estoy segura de qué es. No es nada inmediato sino más bien una sensación indescriptible. Como cuando el cuadro está inclinado medio centímetro y aunque es casi imperceptible, al verlo, sabemos que algo no está bien. Me baño, desayuno, tomo mi carro y entró en la oficina. Las horas pasan. A media tarde una compañera se acerca a uno de los escritorios cercanos a mí...
- ¿Viste?
- ¿Qué?
- Que ya no hay nueve planetas, sino sólo ocho.
Entonces me doy cuenta. Durante las 8 horas que estuve dormida, el Universo se ha reacomodado para generar en el espacio donde existía el Planeta Plutón... un mero planetoide. Ojo, las muertes de las esferas celestes no son para tomar a la ligera.
Aunque para algunos sea mera nomenclatura, debo aceptar que para mí, este asunto de Plutón es algo importante. No es posible, me digo, que no haya nueve planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Saturno, Júpiter, Urano, Neptuno y Plutón. No ocho. No 11. No unos cuantos planetas y otros cuerpos como Xena o Ceres. Nueve. Nueve planetas.
Cuenta mi papá que cuando él estaba en la escuela aprendían sobre el Monte Arenal en San Carlos. Y que no fue sino hasta años después que supieron que allí, el monte no era tal cosa, sino más bien volcán. Esto me lleva a pensar en lo arbitrario que es nuestro conocimiento. En lo efímero de las enciclopedias. Y por supuesto, en lo ridículo de las convenciones humanas.
Porque bajo estas circunstancias, las conferencias mundiales de expertos pueden decidir que el tercer mundo no existe, los jeans son producto del diablo y South Park es un rito espiritual, ¿me explico? Ahora, dicen que Plutón era un gesto de reconocimiento a un gringo... porque era gringo y que el pobre no merecía ser Planeta.
Si yo fuera Plutón, me mudaría de sistema.