Creo que es claro que el Sr. Presidente de la República no es santo de mi devoción. Ni me gusta ni me convence. Pero, seamos serios... Todo tiene un límite y el ridículo es una buena forma de medirlo. Hago referencia, por supuesto, a la noticia que está de moda estos días: Arias firma decreto que permite fabricación de armas en Costa Rica. De primera entrada uno lo lee y se asusta. Este, nuestro verde vergel, fuente de paz, antorcha de los derechos humanos... ¿como campo de producción de empresas construye-ametralladoras anti-iraquíes? ¡Horror!
Debo ser sincera. Lo leí y me lo creí. Me lo creí porque creo al Gobierno perfectamente capaz, no hay duda. Pero, un momento... ¿Una noticia como ésta y no se discute más ampliamente? Entonces decidí buscar el famoso decreto. Para los interesados se encuentra en La Gaceta, edición del 23 de Agosto, página 6 (tienen que registrarse para leerlo). Y la verdad es que si uno realmente se toma el tiempo se da cuenta de que este es un asunto de regulación del Mnisterio de Salud que contempla todos los productos que se producen o podrían producirse en el país. Para mí, tormenta en un vaso de agua.
Creo, por supuesto, que es un error siquiera contemplar la producción de armas como una posibilidad. Vale, error imperdonable. Pero toda la demás hablada de paja, seriamente, ¿quién se la cree? Esto me recuerda a la historia de Pedrito y el lobo. Porque cuando el lobo venga y nadie lo vea abrir su boca para comernos de un sólo bocado, por culpa de denuncias insensatas como estas, los ticos vamos a estar no sólo tiernos, sino encebollados.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario