viernes, septiembre 01, 2006

La arbitrariedad del conocimiento

(Este comentario lo tengo guardado en el gaveta hace unos cuantos días. Creo que, este tema, no pierde relevancia...)

Hoy me levanté sintiéndome diferente. Como si algo hubiera cambiado pero... no estoy segura de qué es. No es nada inmediato sino más bien una sensación indescriptible. Como cuando el cuadro está inclinado medio centímetro y aunque es casi imperceptible, al verlo, sabemos que algo no está bien. Me baño, desayuno, tomo mi carro y entró en la oficina. Las horas pasan. A media tarde una compañera se acerca a uno de los escritorios cercanos a mí...

- ¿Viste?
- ¿Qué?
- Que ya no hay nueve planetas, sino sólo ocho.

Entonces me doy cuenta. Durante las 8 horas que estuve dormida, el Universo se ha reacomodado para generar en el espacio donde existía el Planeta Plutón... un mero planetoide. Ojo, las muertes de las esferas celestes no son para tomar a la ligera.

Aunque para algunos sea mera nomenclatura, debo aceptar que para mí, este asunto de Plutón es algo importante. No es posible, me digo, que no haya nueve planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Saturno, Júpiter, Urano, Neptuno y Plutón. No ocho. No 11. No unos cuantos planetas y otros cuerpos como Xena o Ceres. Nueve. Nueve planetas.

Cuenta mi papá que cuando él estaba en la escuela aprendían sobre el Monte Arenal en San Carlos. Y que no fue sino hasta años después que supieron que allí, el monte no era tal cosa, sino más bien volcán. Esto me lleva a pensar en lo arbitrario que es nuestro conocimiento. En lo efímero de las enciclopedias. Y por supuesto, en lo ridículo de las convenciones humanas.

Porque bajo estas circunstancias, las conferencias mundiales de expertos pueden decidir que el tercer mundo no existe, los jeans son producto del diablo y South Park es un rito espiritual, ¿me explico? Ahora, dicen que Plutón era un gesto de reconocimiento a un gringo... porque era gringo y que el pobre no merecía ser Planeta.

Si yo fuera Plutón, me mudaría de sistema.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante análisis! Para mi esta convención con sus decisiones tontas no tienen sentido....Aun el hombre no conoce a fondo su propio planeta, su propia especie, sus propios demonios...y emprende la tarea de darle de alta o de baja a lo que esta fuera de su alcance?

Cuanta gente se puede alimentar con el costo de convenciones y estudios como el que se llevo a cabo para darle la mala noticia a Pluton (y sus habitantes????)

www.erubbey.com

Anónimo dijo...

Creo que difieron con vos: ¿qué tiene de malo que el conocimiento se modifiqué? Eso es parte del acontecer humano. Es por eso que me encanta cuando se afirma también que los valores no se pierden si no que solo se modifican. No es lo mismo ser solidario ahora que hace 100 años, aunque en escencia es lo mismo. Plutón dejó de ser planeta entendido de forma científica como tal, pero no ha dejado de ser un astro. Así que yo en particular no lo veo como un retroceso si no como un cambio fruto de nuevas realidades y percepciones.

Adrián Solís Rojas dijo...

Mirá, según oí, el tema de Plutón (ahora plutón) ha sido uno de los más posteados en los blogs del mundo.

Los científicos podrán estar satisfechos en su mayoría, pero el pueblo llano que creció aprendiéndose lo de los nueve planetas se niega a aceptarlo.

Paz dijo...

Vamos a ver... Estos comentarios me la ponen difícil. Hasta cierto punto, estoy indignada pero también, entiendo el punto de Sergio y créeme, le he dado vueltas. Si las convenciones humanas no cambiarán, el Universo daría vueltas alrededor de la Tierra, las mujeres no podríamos trabajar fuera del hogar y... ¿qué? ¿Seguiríamos jugando a recolectores y cazadores?

Entonces, de pronto, se me ocurre que no aclare bien mi punto: quisiera hacer mofa de lo arbitrario de nuestras convenciones sin querer insinuar que el cambio, como tal, es algo malo.

Pero déjame contarte: cuando mi sobrino de 5 años dice que todos sus libros dicen que Plutón es un planeta y que qué tiene eso de malo... ¿qué le contestás? Creo, entonces, que cualquier opinión en los extremos es mala.

Si pudiera escoger diría: como convención, ¿no era mejor dejar a Plutón como planeta honorario? A mí, por lo menos, esta me parece una solución salomónica.

Eugenio García dijo...

Es que como en las "buenas familias": al descarriado, a la oveja negra, al que hace órbitas elípticas en vez de circulares como lo quiere la tradición, se le quita el nombre y la herencia. En definitiva es un asunto de cierta mentalidad no cuadrada, sino muy redonda.

Anónimo dijo...

Casi que creer en nuestra ciencia es una cuestion de pura FE :S